Hacia la playa de Shela

Precioso amanecer desde la terraza del hotel

Esta vez Samuel nos prepara el desayuno para tomarlo en la terraza de arriba, antes Emili ya había dado una vuelta por Lamu ya que se despertó temprano. Paseó por la parte alta de la laberíntica ciudad descubriendo nuevos lugares con encanto que luego enseñó a Serge y Kati.

Museo de Lamu

Casa abandonada

Aprovechamos el camino y vamos a la playa de Shela por la avenida que podría estar mejor acondicionada. La gente es muy amable y nos saludan sonriendo.

Cuando llegamos callejeamos por Shela y admiramos el cambio que tiene esta parte de los ricos con la parte en la que estamos nosotros, más auténtica y cercana a la gente humilde de la isla.

Nos tomamos un expreso en el hotel pijo Peponi. 

En la playa nos damos un baño y luego comemos en un restaurante en el que Emili había preguntado antes de llegar al Peponi si tenía expreso.

El dueño nos propone un barco privado por el precio normal de un barco público para volver a Lamu capital.

Visitamos el Fuerte, que nos encantó. La casa swahili permanece cerrada por lo que no la pudimos visitar.

Fortaleza de Lamu

Horario keniata

Tras arduas pesquisas, por fin, y gracias al preguntón de Emili, un motorista nos dice dónde está la Cantina de la Policía, uno de los pocos lugares donde consumir alcohol a buen precio.

Cenamos en la planta alta de un restaurante enfrente del puerto donde sirven comida local y probamos la pizza swahili. Está comiendo el que fue nuestro capitán de barco, Bagi, y lo saludamos.

Nos tomamos unas copas en el Petleys y cuando volvemos al hotel nos bebemos unas cervezas que estaban guardadas en la nevera en la terraza de la azotea.