Camino de Tanzania

Nos levantamos y con prisa nos preparamos para bajar a desayunar, ya que hoy hemos previsto salir hacia Arusha (Tanzania) prontito. Fijándose mejor en la guía, Emili se da cuenta de que las guaguas salen a las 8 o a las 14h, lo que nos deja tiempo de sobra para dejar las mochilas en el hotel y arreglar un par de detalles en la ciudad.
Nos acercamos a la agencia de guaguas (Riverside Shuttle) y compramos sin problemas el pasaje de las 14:00 h. Allí se nos pega como una lapa, un pedigüeño, el nuevo “amigo” de Emili… Nos acompaña a cambiar dinero a un banco. La encargada del banco es bastante cortita y no entiende lo que pedimos: cambiar euros a chelines y chelines a dólares para pagar los visados. Mientras todo eso y la espera, Serge sale a fumar un cigarrillo en la calle. El “amigo” de Emili, que sigue allí, le explica los gestos de indignación de la gente: en Nairobi, está prohibido fumar en la calle por todos los sitios salvo en una esquina del parque central copada por todos los fumadores de la ciudad. ¡Alucinante!
Emili lleva tiempo queriendo comprar una tarjeta sim de Kenia. Lo acompañamos los tres (Kati, yo y el “amigo”) a un zoco-centro comercial, y después de preguntar en varias tiendas, conseguimos perder al “amigo” combinando pasillos y escaleras. Llegamos a la tienda de móviles en la que esperamos media hora a que se arregle el contrato. Serge, harto, decide esconderse en un callejón para fumar durante 5 minutos. Vuelve a la tienda que está vacía. ¡Upps! Al poco tiempo vuelve el encargado y le dice a Serge: ya volverán, referiéndose a sus amigos, pero sin explicarle dónde se metieron ni por qué. El hervor mental y el “noséquéhacerahora” de la media hora de espera que sigue explican el malhumor de Serge durante las dos horas que siguen. Se le pasará poco antes de coger la guagua, por lo que no disfrutará en absoluto de todo lo que contamos a continuación.
Decidimos subir a la Kenyatta International Conference Centre Tower de 29 pisos, el 2º edificio más alto de Nairobi, y contemplar la ciudad y parte del Parque Nacional. Emili y Kati suben un poquito más hasta el helipuerto. Serge, ya acostumbrado, se vuelve a quedar rumiando su soledad. Cuando bajamos los vigilantes militares le devuelven el pasaporte a Emili y nos despiden muy alegremente después de haber aprendido que el catalán existe.
Emili en la Kenyatta Tower
Kati fotografiando las alturas de Nairobi
Volvemos andando al hotel donde recogemos las mochilas y nos llevan a la parada de guaguas. Comemos muy mal al lado y emprendemos la marcha hacia Arusha, Tanzania. Seis horas y media de trayecto, después de parar en la frontera y en un simpático rincón con souvenirs, cantina y baños donde un empleado nos habla en español y le dejamos unas monedas en euros, nos llevan hasta la caótica ciudad que está a los pies del Meru, volcán que le sigue al Kilimanjaro en altura.
El matatu que nos lleva a Arusha


Cantina camino de Arusha

Puesta de sol llegando a Tanzania
Aquí nos recogen, ya de noche, el dueño y el chófer del Arusha Giraffe Lodge. En el confortable hotel, nuestro nuevo hogar, nos dan la bienvenida todas y todos los trabajadores que se desviven por hacernos sentir como miembros de una familia. 
Cenamos estupendamente. A continuación, Emili y Serge toman unas ginebras locales y Kati se va para caer en brazos de Morfeo. Mañana decidiremos qué safaris hacer y con qué agencia con ayuda del dueño de nuestro hotel.

Comentarios

  1. ja, ja, ja... serge, es un buen país para dejar de fumar... y para empezar a escalar...
    muy bien otra vez los detalles, ya podia ver hasta la cara de agobio de emili con su amigo y la de serge con ...besos

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